lunes, 7 de marzo de 2016

REFLEXIONANDO EN LA EXISTENCIA DE UN CAMINO POSIBLE HACIA UNA NUEVA SOCIEDAD/ "La interculturalidad entendida como herramienta de cambio"

Por Marcela Cajigal, Colectivo de Artes-integradas TAIKUMA


L@s invito a reflexionar sobre este tema, ya que es un tema que nos concierne a todos porque abarca cada uno de los aspectos de nuestra vida; Desde épocas ancestrales vivimos en un mundo multicultural, más específicamente en un continente multicultural y más particularmente nacimos en un país multicultural!, pero aunque parezca  obvio decirlo en esta época, aun es necesario recordarlo: claramente cada uno de nosotros los chilenos, no somos hijos solamente de Europa.

Abrirse a comprender esto en plenitud, puede cambiar nuestra vida.

Cuando tenemos el sueño de la INTERCULTURALIDAD es decir queremos favorecer espacios de encuentro y procesos de intercambio entre personas cuyos orígenes, costumbres, creencias, idiomas y cosmovisiones son diferentes, porque  creemos profundamente que este intercambio puede enriquecer valiosamente nuestras vidas; Y anhelamos en la experiencia de convivencia entre personas el encuentro respetuoso, debemos buscar entonces, eficaces modos  para lograr un “verdadero encuentro respetuoso, nutritivo y amoroso”, no podemos solo quedarnos a medias en el primer paso, el de reconocer que efectivamente existen estas diferencias entre culturas y decir que validamos las diferencias, mientras seguimos calladamente pensando que una sola es la verdad y las otras propuestas son extrañas y erróneas.

Si bien dar este primer paso es fundamental, no es suficiente solo con esto, para facilitar encuentros verdaderos y así posibilitar cambios  internos  profundos en cada ser,  y  desde ahí generar cambios sociales profundos, es necesario ir más allá…

Se han dado pasos y se ha avanzado, pero está claro que hoy aún ni  en Chile ni en el mundo se integra igualitaria y equitativamente a todas las personas de orígenes diversos a la sociedad, estamos lejos de resolver los problemas de raíz que por cientos de años han generado prejuicios raciales, desconfianza, rechazo a las diferencias y la marginación de los grupos de personas rechazadas. Estas malas prácticas  siguen existiendo en la sociedad mundial, y específicamente aquí en Chile, lamentablemente el pensamiento y la visión de la gran mayoría de las personas mestizas adultas hacia las comunidades originarias, sigue adherido a la ignorancia y prejuicios de paradigmas antiguos, ¿Y cómo es posible que esto suceda todavía?, simplemente porque esencialmente la estructura que sustenta este sistema sigue siendo la misma,  ya que los avances que se han logrado no tienen aún la profundidad necesaria para transformarla,  y así es como todos, de una u otra forma, hijos de esta matriz seguimos alimentando un sistema que por cientos de años se sustenta sobre una jerarquía racista: blancos (europeos), mestizos, “indios” y “negros” donde los primeros son los que poseen el conocimiento, dictaminando que la suya es la única verdad, a los mestizos se los insta a seguir a los primeros como a dioses y a aspirar reconocerse en ellos, y a los últimos del escalafón se los considera como identidades de poco valor, ignorantes, paganos e incapaces de aportar socialmente; con esta mentalidad obviamente se sigue  fomentando el sometimiento y la subordinación de estas comunidades, impidiendo su real intervención en cualquiera de los asuntos que competen a la sociedad, enmudeciendo sus conocimientos, cosmovisiones, creencias y modos de concebir la existencia, tornando la participación en la sociedad de estas comunidades como algo casi decorativo, solo como un engranaje más  funcional para el interés y control del sistema aún vigente.

Todos aquellos que estamos interesados en contribuir realmente al proceso de acortar la brecha de ignorancia, desigualdad y distanciamiento que existe entre personas, comunidades y culturas de orígenes diferentes, aquellos que vamos pretendiendo interculturizar, no podemos hacer oídos sordos al llamado de las voces de las organizaciones de personas de Pueblos originarios y varios importantes educadores, filósofos e intelectuales de América latina que nos invitan a vivenciar la interculturalidad críticamente, es decir observante de la realidad, y de nosotros mismos, reflexiva, consciente, que se cuestiona si realmente nuestra intervención  ¿aporta a un cambio estructural profundo?, o solo se suma a plantar la semilla egoísta y deshumanizante tan popular en estos tiempos…Debemos ser muy honestos en esto, porque sabemos con certeza que solo así podemos llegar a experienciar el BUEN VIVIR,  porque ya hemos comprendido que no es suficiente para nuestros espíritus lo que la sociedad occidental desde sus profundas carencias nos ofrece.

Las voces que proponen la interculturalidad crítica nos hablan de un proyecto transformador ,  un proceso a través del cual podamos renacer como personas que se disponen a re-aprender a limpiarse de estructuras internas castrantes y orientarse hacia nuevos paradigmas; Cuyo propósito es intervenir en la creación de una sociedad nueva, reformulando las antiguas estructuras, generando una convivencia más humana, respetuosa, más amorosa, entre personas capaces de abrir sus mentes y sus corazones a la diversidad y riqueza intrínseca en los conocimientos, para la mayoría desconocidos, de las demás culturas que no se han vivido como propias, y son parte esencial de nuestro origen.