
Modelo bajo el cual subyace la idea de que la vida es un problema, el cual se soluciona con recursos financieros, tecnología apropiada y capacitación, matriz educativa del hombre considerado sólo como un consumidor. Por eso el político contemporáneo, cualquiera sea su orientación ideológica, confía sólo en los grupos de expertos que conciben los hechos económicos y la planificación industrial entre cuatro murallas, con independencia del orden natural que sustenta toda forma de vida. Ha quedado sobradamente demostrado que las megapolis modernas con sus exigencias vienen a ser algo así como el cáncer de la población mundial, enfermedad que nos está empujando claramente a un despeñadero. Llegar a una situación tal de confusión que tengamos que optar entre las personas o la naturaleza es el absurdo a que este paradigma civilizador nos ha llevado. Por eso cabe preguntarse: ¿Dónde encontraremos en el mundo un gobernante que ha hecho consciente este dilema mortal y enfrente el problema de la energía libre de la lógica de los negocios, con un criterio creativo y audaz en bien de las generaciones venideras? Por Gastón Soublette, (Filósofo, Musicólogo y Profesor chileno)
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