miércoles, 22 de octubre de 2014





Extracto de “MAMIRE, EL ÚLTIMO NIÑO”
Libro de Víctor Carvajal.

“…Pero los niños de ahora jugaban ensimismados con maquinitas no más grandes que un paquete de cigarrillos. Aquellos curiosos objetos producían sonidos extraños al pulsar botones de un modo constante e incansable. ¿Qué magia poseían aquellos juguetes que atrapaban tan intensamente la atención?¿Juguetes que impedían levantar la vista para disfrutar de las bellezas del valle?. Estos hijos de los hijos del Aromo no se divertían con los festejos tradicionales, tampoco se deleitaban mirando el lugar donde nacieron sus padres.

…………Pero si aquellos niños tuvieran ojos para el desierto, como alguna vez los tuvieron sus padres,, verían lo mismo que Mamire: la sal de la pampa llena de reflejos, las piedras que cambian de forma bajo la noche, la brisa que traslada cristales con sus dedos invisibles, los ojos brillantes de los roedores nocturnos en sus correrías de cada luna. Mamire pensó que en lugar de pasarse el día con la vista hundida en aquellos cuarzos mágicos, era más hermoso dirigir la mirada a las estrellas para verlas resplandecer en el vasto firmamento, profundo y sereno.”