NUESTRA ESPADA EN ESTA BATALLA
(De nuestra misión como artistas)
Buscando hoy en el silencio y
en lo profundo nuevas perspectivas para entrever un poco más nuestra misión en
estos escenarios de la vida, escenario-contexto-circunstancia en el que día a día actuamos todos y cada
persona del Planeta, porque si existe alguien que se mantiene realmente al margen de esta situación global,
no se deberá a su posición social, económica ni política, imagino que solo
podría deberse a un más evolucionado estado de consciencia.
Cuando hablo de nuestra
situación en esta oportunidad, me refiero al estar prisioneros/as dentro de un sistema económico-político-social
que hoy es el capitalismo neoliberal, sistema opresivo y desalmado donde
gobierna el egoísmo, el individualismo, la superficialidad y el consumismo.
Sistema que se inmiscuye en todos los
aspectos que conforman una sociedad, no son excepciones educación ni cultura ni siquiera los
aspectos más sagrados como lo
espiritual, lo filosófico, lo poético, lo divino… y desde este sistema se nos presiona
a las personas a vivir haciendo de nuestros oficios (da igual el que sea) una
oferta de negocio ya que los nuevos dioses son los empresarios y debemos
tornarnos a su imagen y semejanza , se nos incita a ser eficientes competidores
y a cualquier precio lograr ser ganadores,
porque si hoy no produces y tienes éxito, no eres nadie.
Este es sin duda, uno de los
conflictos cotidianos que día a día confunde, ahoga y desespera a millones de
personas en nuestro mundo, entre ellos nuestros niños y jóvenes. Sin embargo,
existen al mismo tiempo millones de personas que día a día nos resistimos de
una u otra forma a esta situación, y es aquí en esta resistencia donde me
parece que no podemos olvidar que cada uno de nosotros/as con cada rasgo
egoísta, explotador, destructivo, discriminador, cómodo e insensible y vanidoso
que acunamos en nuestro interior, también somos eslabones de la cadena de esta
prisión colectiva, por lo que no podemos dejar de asumir nuestra
responsabilidad y parte en ella; Caminamos si con el intento por una vida más humana, más compasiva,
más humilde y así, a través de nuestras valiosas comunes y simples vidas, cada
quien en sus quehaceres y pequeños actos cotidianos vamos impregnando de nuevos
matices nuestra realidad, vamos realmente cambiando la realidad; Vamos
llamándonos a nosotros mismos a mejorar como personas, intentando superar
aunque no sea fácil, nuestras carencias, egocentrismos y limitaciones
personales para sanar y ampliar nuestros corazones y de este modo, como dirían
los ancestros: colaborar con el equilibrio en nuestro micro universo y al
unísono, en el infinito universo.
En este sistema social todo
se hace más evidente y extremo, aunque no es novedad que a través de la
historia de la humanidad siempre hubo alguien que quiso ser dueño del
mundo y para lograrlo fríamente y sin corazón, aplastó al resto de los seres .Y
hoy igual que ayer, aquel que se cree dueño del mundo es también un prisionero,
un carcelero preso del desamor y el miedo profundo a no tener, a quedarse sin…..Un miedo
que lo lleva a hacer lo que hace y del
modo que lo hace. Entonces, es necesario mirar más hondo en este proceso colectivo, más adentro de los evidentes
estragos que cada día en las sociedades del mundo este sistema genera, hay que
ser cuidadosos y delicados con los velos más sutiles que las huellas de
este régimen deja en las mentes y corazones de las personas, estas huellas a su
vez generan nuevas celdas que habitan en las sombras, silenciosa y
profundamente enraizadas en el alma de nuestra sociedad; como es la prisión del
“extravío”, donde se desconoce la verdadera identidad personal y comunitaria
donde se habita en confusión, desesperanza, rabia y donde la tristeza es
honda, ese espacio vacío donde ya no se cultiva la fe, aquel espacio interno
donde se vive en soledad y desamor. Y a esta prisión que no discrimina entre
razas, género, religión, posición social ni política, también es urgente
darle batalla a cada momento, reivindicando la esperanza, el amor, la magia,
los sueños, la conciencia de comunidad, de colectivo, la conciencia solidaria,
generosa, integradora e inclusiva de todos los corazones y de todos los seres
que habitan la Tierra. Es urgente darle batalla reeducándonos y re encantándonos
a nosotros mismos/as y a nuestra gente… Y en nuestro oficio el arte, ARTE-CORAZÓN,
es sin duda una gran espada en esta batalla.Por TAIKUMA
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